¿A dónde van a parar los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos?

En la era digital, la tecnología avanza a pasos agigantados, y con cada avance surge una pregunta crucial: ¿a dónde van a parar los residuos tecnológicos? Estos se han convertido en un problema global que plantea desafíos ambientales y de salud pública.

Hablemos de cómo podemos ayudar al planeta entregando responsablemente este tipo de materiales.

¿Qué son los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE)?

Los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) son una categoría específica de residuos que incluye cualquier dispositivo que funcione con electricidad o baterías y que haya llegado al final de su vida útil. Estos dispositivos abarcan una amplia gama de productos, desde electrodomésticos, equipos de informática y electrónica de consumo hasta herramientas eléctricas y equipos médicos.

Los RAEE pueden contener componentes peligrosos, como metales pesados, sustancias químicas tóxicas y plásticos no biodegradables, que representan un riesgo ambiental y de salud si no se gestionan adecuadamente. Por lo tanto, la gestión y el reciclaje adecuado de los RAEE son fundamentales para reducir su impacto negativo en el medio ambiente y la salud humana.

Tipos de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos

En casa, todos utilizamos aparatos eléctricos y electrónicos todos los días. Sin embargo, cuando se dañan, se convierten en residuos. Estos son los que seguramente has utilizado:

• Cocina: Los electrodomésticos como neveras, lavadoras, secadoras, licuadora, picadora, olla arrocera y microondas.

• Habitación: Consolas de videojuegos, reproductores de DVD, equipos de música y altavoces, parlantes, lámparas de noche, televisores

• Biblioteca: Los computadores portátiles o de escritorio, las unidades centrales de procesamiento (CPU), monitores, teclados, ratones y otros accesorios, como las USB, las impresoras, los escáneres y las fotocopiadoras

• Cotidianidad: El celular, los audífonos, las tablets y todos los dispositivos que utilizamos en nuestra vida diaria, como cargadores, pilas o baterías recargables.

En realidad, cualquier otro aparato que funcione con energía eléctrica también podría estar considerado dentro de esta lista.

¿Por qué los residuos electrónicos son tan peligrosos y contaminantes?

La peligrosidad de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos radica en los materiales tóxicos que contienen. Metales como el plomo, el mercurio, el cadmio y otros productos químicos nocivos pueden filtrarse en el suelo y el agua si no se gestionan de manera adecuada. Esto puede tener graves consecuencias para la salud humana y el medio ambiente.

Veamos algunos ejemplos de cómo se puede ver afectada nuestra salud o el medio ambiente:

• Las neveras que cuentan con gas refrigerante destruyen la capa de ozono.

• Las lámparas fluorescentes contienen vapor de mercurio, que en grandes cantidades genera problemas en el sistema nervioso.

• Las baterías de plomo-ácido utilizadas en carros y equipos electrónicos pueden filtrar ácido sulfúrico y plomo tóxico en el suelo y las fuentes de agua.

• Las baterías de litio de los celulares pueden liberar sustancias químicas peligrosas, y pueden incendiarse o explotar si se dañan, lo que representa riesgos tanto para la salud como para el medio ambiente.

¿Dónde van a parar este tipo de residuos?

Uno de los desafíos más significativos radica en el destino de estos residuos. Con frecuencia, estos terminan en rellenos sanitarios, lo que tiene un impacto claramente negativo en la calidad del suelo y del agua.

La solución a este problema recae en la separación responsable de los residuos electrónicos desde casa.

En lugar de arrojarlos a la basurera común, es preferible canalizarlos hacia contenedores específicos dispuestos para este fin. A través de este proceso, estos residuos son dirigidos hacia plantas de tratamiento que se encargan de separar los componentes peligrosos de los no peligrosos.

Esta práctica no solo ayuda a reducir la explotación de recursos naturales vírgenes, sino que también contribuye a un manejo ambientalmente responsable de los RAEE.

¿Qué podemos hacer al respecto?

Desde casa, hay tres estrategias que podemos llevar a cabo para reducir el impacto negativo de este tipo de residuos:

• Si el aparato que queremos desechar todavía es funcional, podemos donarlo a otra persona que le pueda dar un uso en su casa.

• Si, por el contrario, está malo, podemos intentar arreglarlo nosotros mismos o en un taller, para que alguien le pueda seguir dando uso.

• Si está malo y no se puede arreglar, debemos llevarlo a una empresa experta con licencia ambiental que se encargue de hacer el proceso que corresponde. En la Fundación Grupo Familia contamos con un aliado para este tipo de situaciones: LITO. Ellos se encargan de hacer la gestión de los residuos.